Me gusta sentir su mano rondando por mi cuerpo, rozando las yemas de sus dedos sobre mi piel, debería quedarse ahí, mientras esta se me eriza con el simple roce de sus manos.
Cuando acerco mis labios a los suyos y noto el movimiento de su lengua cobre la mía, imagino que está por debajo de mis bragas y hace que me moje, me vuelvo loca, aunque no mucho más que cuando me coge la cabeza y me aprieta hacia él. La primera vez que lo hizo descubrí que esa iba a ser mi cosa favorita respecto al sexo, sin olvidarme de como coge mi pelo y tira de él, sentir como sus dedos penetran en mi cabello, lo hace tan fuerte que parece que se vaya a quedar con un trozo de este en su mano, y eso, me excita mucho, y me hace gemir más de lo que ya lo hago, aunque es un gemido casi sin aliento, pausado.
Sabe perfectamente donde tocarme y disfruto como nunca lo había hecho antes.
Estoy obsesionada con su polla, es como un imán para mi boca, están perfectamente unidas, como si estuviesen hechas la una para la otra, y no hay cosa que me guste más que chupársela, bueno si, lo iguala a lo de antes, mi cabeza contra la suya mientras le beso, muero porque se corra en mi cara, es la primera vez que dejo a un chico hacerlo y que no me resulte asqueroso.
Mirarle a la cara y escucharle decirme cariño, me pone, es como si su polla hablara en vez de él, sobretodo porque cuando me lo dice, estoy enredándome entre sus piernas, realmente no es lo que dice si no la forma en que lo dice.
Cuando lo escucho, mi mente reacciona poniendo mi cuerpo en marcha, aunque eso me ocurre con solo mirarlo, es mirarlo y mojarme, pero cuando se sorprende y me dice: "cariño que mojada estás", sonrío y pienso que son las mejores palabras que he escuchado de la boca de un hombre jamás, y no es para menos, mi obsesión por su cuerpo llega mucho más allá, si me dejara estaría toda una vida follándomelo, y eso que hay veces que me da mucha vergüenza hablar con él de algo relacionado con el sexo, y mi mente se frena y me pongo roja, mi coño va por otra parta y solo quiere que él lo penetre hasta el fondo, sentir su polla dentro de mí, me enloquece. Después suda y me dan ganas de acariciarle las gotas que le caen, sería capaz de beber de él y dejarle seco.
Cuando sus dedos rozan mi coño, mi cuerpo se tensa, al ritmo que el marca. De repente, coge el consolador y veo como me mira mientras me lo mete y me ve sufrir, el sufrimiento más placentero del mundo.
Podría follarme de él hasta su mente, es tan interesante. Tengo tantas cosas que aprender de él, me lo imagino leyendo cualquiera de sus libros en voz alta y para mí y me vuelvo a mojar.
Follando, leyendo, follando, leyendo.¿Qué mejor combiinación que esa para llegar al orgasmo?